Uruguay en Alerta | Debemos pensar en nuevas estrategias de promoción empresarial.

En los últimos años, las pequeñas y medianas empresas (PYMEs) en Uruguay han enfrentado un reto significativo: una alarmante baja en su rentabilidad. Este fenómeno no solo afecta la viabilidad de estas empresas, sino que también impacta en el crecimiento económico del país. La saturación de un mercado que por definición es pequeño, con pocos oferentes por rubro y con propuestas de productos y servicios de poco valor agregado, dan lugar a un escenario propicio a la perdida de incentivos para innovar. Paradójicamente, en un país donde el costo de vida y los gastos operativos son elevados, muchos emprendedores luchan por mantenerse a flote por los bajos márgenes de ganancia.

Un entorno desafiante para la rentabilidad

La realidad es que, a pesar del esfuerzo y la dedicación de nuestros emprendedores, la falta de valor agregado en muchos productos y servicios dificulta la diferenciación en un mercado con las características que mencionamos.  

La solución a estos desafíos radica en la profesionalización de la gestión. No solo administrar mejor sino que es necesario encontrar gente capaz y dispuesta a dirigir las empresas a destinos más fructíferos, más allá del status quo, a tomar decisiones de riesgo. Sin embargo, esta transformación requiere entre otras cosas de inversiones que, en muchos casos, están fuera del alcance de las PYMEs.

Un entorno desafiante para la rentabilidad

El contexto de incentivos fiscales en Uruguay

Uruguay ha priorizado históricamente el incentivo fiscal (la exoneración tributaria) como un motor de promoción de la inversión y de la actividad empresarial. Hemos visto grandes resultados de ello: las zonas francas, la industria del software, los centros de servicios compartidos, la celulosa, etc.  Sin embargo, es crucial reconocer que muchos países centrales han comenzado a restringir y limitar estas herramientas, con medidas de tributación internacional o con limitaciones formales, lo que podría afectar la competitividad de nuestra economía.

En este contexto, es fundamental que Uruguay re dirija sus esfuerzos hacia la promoción de proyectos que realmente agreguen valor y no dependan de la regulación internacional. Para ello es necesario apuntar no solo a la exoneración tributaria, sino que más bien al financiamiento de los proyectos, a la palanca que impulsa la creación empresarial. Se han hecho esfuerzos por desarrollar nuestro mercado de capitales y es importante seguir avanzando en esa línea, pero vemos avances tímidos al respecto. Mientras tanto tenemos que ir hacia modelos de inversión privada con una participación del Estado activa. 

El modelo Yozma: Un caso de éxito en Israel

Para ilustrar cómo la inversión privada puede ser un motor de cambio, podemos observar el caso del Plan Yozma en Israel. Este programa, establecido en la década de 1990, tenía como objetivo fomentar el crecimiento de la industria tecnológica mediante la atracción de capital privado. Yozma combinaba inversiones gubernamentales con la participación de fondos privados, incentivando así la creación de startups en el sector tecnológico. El gobierno israelí establecía fondos de inversión que co-invertían con capital privado en startups, lo que reducía el riesgo para los inversores y atraía un flujo constante de capital. Además, el plan proporcionaba apoyo en la gestión y el desarrollo de negocios, facilitando el acceso a redes de contactos y recursos técnicos. Este modelo no solo facilitó el acceso a financiamiento, sino que también trajo consigo experiencia y redes de contactos valiosas.

Los resultados fueron asombrosos: Israel se transformó en un hub tecnológico mundial, generando miles de empleos y atrayendo inversiones internacionales. La combinación de recursos, conocimiento y apoyo gubernamental catapultó a muchas empresas emergentes a niveles de competitividad global.

Uruguay ha hecho esfuerzos por emular algunas de estas buenas prácticas. La Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII), por ejemplo, promueve emprendimientos con un enfoque en la innovación. Sin embargo, el sentido de este artículo aboga por un modelo más agresivo en inversiones y financiamiento, que no solo se limite a cierto rango de emprendimiento y en montos limitados, sino que también busque una colaboración más profunda entre el sector público y privado para impulsar un crecimiento real y sostenible.

Replicando el modelo Yozma en Uruguay

Uruguay tiene la oportunidad de replicar este modelo, especialmente en sectores como el turismo, las empresas culturales y de tecnología. 

Siendo adaptado a las empresas de tecnologías, pero también y sobre todo a las empresas culturales y del turismo podría convertirse en un catalizador para atraer emprendimientos que actualmente se desarrollan en otros países de la región.

Al ofrecer un marco de financiamiento atractivo y un entorno de negocios favorable, Uruguay podría posicionarse como un destino preferido para startups y proyectos innovadores.

Replicando el modelo Yozma en Uruguay

Los emprendedores buscarían no solo el acceso a capital, sino que también la calidad de vida que nuestro país ofrece, lo que incluye un ambiente seguro, un sistema educativo sólido y una rica cultura. Al fomentar un ecosistema que combine inversión y apoyo a la innovación, Uruguay podría convertirse en un hub regional, reteniendo talento y capital que, de otro modo, se establecería en mercados más competitivos.

La creación de un fondo de inversión estatal no solo proporcionaría recursos locales, sino que también serviría como un imán para fondos de inversión internacionales. Estos inversores reconocerían en Uruguay una fuente de financiamiento viable y un socio estratégico para radicarse y expandir sus operaciones. Al establecer un entorno propicio para la inversión, donde la colaboración entre el sector público y privado es evidente, Uruguay podría atraer a capitales que buscan oportunidades en tecnologías emergentes, proyectos culturales y turismo innovador. Esta dinámica no solo fortalecería el ecosistema empresarial local, sino que también posicionaría a nuestro país como un destino atractivo para la inversión extranjera, creando un círculo virtuoso de crecimiento y desarrollo sostenible.

Foco en los sectores estratégicos para la generación de valor.

Sin duda, el sector tecnológico ha cobrado protagonismo en los últimos años. Ha estado marcado por incentivos fiscales, diversas formas de promoción y una creciente difusión en mercados internacionales. Este sector no solo es un motivo de orgullo, sino que también es de interés colectivo potenciar y promover, dado su potencial para impulsar la economía y la innovación en el país.

Sin embargo, también es cierto que no todos los trabajadores pueden acceder a este complejo mundo laboral, y que no todos los empresarios con capacidad de gestión e inversión pueden ingresar fácilmente en él.

Por eso creemos que hay que también presentar atención y darle foco a otros sectores, intensivos en mano obra y más accesibles para la gran masa laboral y empresarial y sobre los que Uruguay ya tiene un recorrido.

Sector turístico: Uruguay tiene un gran potencial en el turismo, que se puede incrementar mediante la creación de experiencias únicas que atraigan a visitantes. Invertir en infraestructura y en servicios para el turismo, recreando y refaccionando espacios históricos, paseos culturales, zonas públicas y comerciales, rutas y accesos acordes a las necesidades de nuestros clientes principales que son los argentinos y brasileros.

Sector artístico: La promoción de artistas locales y la creación de espacios para la empresa cultural pueden generar un impacto positivo en la economía cultural. Con la inversión adecuada, las PYMEs en este sector podrían explorar nuevos mercados y desarrollar productos que incorporen la rica herencia cultural de nuestro país.

 

La sinergia entre artes, cultura y turismo

La interrelación entre el sector de las artes y la cultura con el turismo presenta oportunidades valiosas para generar servicios de valor agregado que atraigan a visitantes internacionales. Sin embargo, Uruguay, al ser un mercado pequeño, enfrenta el desafío de contar con pocos inversores dispuestos a arriesgar en gran volumen en estas áreas. Para superar esta limitación, un enfoque colaborativo entre el sector privado y un fondo de inversión estatal podría ser fundamental.

Por ejemplo, podríamos imaginar la expansión de un festival de música, de cine, teatro que celebre las ricas tradiciones de la región incorporando artistas internacionales y actividades paralelas como ferias gastronómicas, comerciales y educativas. La inversión conjunta entre el estado y un privado podría no solo apalancar un evento de estas características, sino también garantizar su sostenibilidad y crecimiento a lo largo de los años, generando un atractivo turístico que beneficie a los artistas locales y promueva la llegada de visitantes en busca de experiencias culturales auténticas.

Un llamado a la acción

A medida que nos acercamos a las elecciones de 2024 y nos preparamos para un nuevo equipo de gobierno que asumirá el 1 de marzo de 2025, hay una palpable esperanza de que estas ideas y propuestas, que nos propias y que son conocidas por todos los actores del sistema, sean efectivamente recogidas y llevadas a la práctica. La implementación de un modelo inspirado en el Plan Yozma, centrado en la inversión en tecnología, cultura y turismo, podría ser el impulso necesario para revitalizar la economía de nuestras PYMEs y atraer a nuevos inversores y emprendedores al país. Es el momento de soñar con un Uruguay que se posicione como un líder regional en innovación y creatividad, un lugar donde las oportunidades florezcan y los emprendedores puedan prosperar con empresas rentables y que generen empleos de calidad.

Cr. Lic. Nicolás Vilensky Klecky (MBA)

Director del Estudio.

Máster en Administración de Empresas con énfasis en finanzas (MBA) por la Universidad ORT del Uruguay. Contador Público y Licenciado en Dirección de Empresas con énfasis en finanzas por la Universidad Católica del Uruguay. Fue Coordinador Académico del Vector Finanzas de las carreras de grado de la facultad de ciencias empresariales de la Universidad Católica y docente de las materias Finanzas I, Finanzas II y de Finanzas Internacionales de la carrera de Contador Público y de Dirección de Empresas en dicha casa de Estudios. Ha participado de congresos tanto en el país como en el extranjero sobre temas tributarios, laborales y financieros.